Elegí el camino de la educación como una gran responsabilidad, dispuesta a servir y transformarse día a día. La elegí como mi vocación y pasión, en la que nunca paro de aprender y asombrarme del mundo. La considero como un privilegio, al acompañar parte de la vida de pequeños seres que se están formando; la atesoro como una fortuna, al poder ver el mundo a través de sus ojos. La educación la concibo como un arte; un camino de autoconocimiento y autocuidado que día a día me invita a ser mejor y dar lo mejor de mí.
Esa es mi semilla para el mundo.
En mas 10 años de trabajo en escuelas alternativas, nuevas iniciativas educativas, proyectos sociales y rurales he podido encontrar el arte y la naturaleza como recursos primordiales para acompañar diferentes procesos pedagógicos.
Agradezco este camino colorido, retador y divertido. Y me permito ser una aprendiz de la vida y de los niños que acompaño.
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